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martes, 20 de septiembre de 2016

Reseña Otome — Shall We Date?: Magic Sword+

[Crítica originalmente publicada el 16 de Octubre de 2014 en Inari nº8]



INFORMACIÓN GENERAL
Título: Shall We Date?: Magic Sword+
Compañía: NNT Solmare Corp.
Idioma: Inglés
Plataforma: iOS y Android
Datos extra: Para los que no lo conozcan, "Shall We Date?" son unos Dating Sims para dispositivos iOS y Android, que cuenta con más de diez juegos (que yo conozca) bajo ese nombre. No tienen continuidad ni relación alguna entre ellos en cuanto a argumentos se refiere pero la jugabilidad es siempre parecida. Si queréis descargaros alguno os recomiendo buscar el que tenga el símbolo "+" tras el nombre, ya que contará con elementos e, incluso, rutas extras. Los desarrolladores van añadiendo y creando eventos continuamente. Además, en este "Shall We Date?" en concreto, a parte de las rutas principales hay capítulos cortos extra.



ARGUMENTO
Margaret —o lo que es lo mismo, tú y cualquiera que se ponga a jugar a esto— es la princesa del reino de Theodore. Hasta aquí todo correctísimo, de hecho, si me plantan un otome épico-medieval donde la protagonista no sea una bella princesa, una hechicera poderosísima, una elfa despampanante o algún otro cliché desgastado, les mando una querella criminal. Sigamos, la heroína es la única heredera del reino y protectora del tesoro de éste: la espada Excalibur. Sentaos otra vez a la silla y dejad de blasfemar, puristas y amantes de las historias del Rey Arturo: esto solo acaba de comenzar.
Un día como cualquier otro en Theodore, Teo para los amigos, la capital es atacada. El Rey Arturo, monarca de Logres —¿Reino Unido? ¿Castillo de Camelot? ¿De qué pollas habláis?—, ataca sin previo aviso el castillo del reino de nuestra protagonista. Sin embargo, la joven y bella princesa para nada "Mary Sue" se enfrenta a él, pero no le hace ni sombra. También aparece un misterioso espadachín que protege a Margaret, pero Arturo es demasiado fuerte. Cuando parece que está todo perdido aparece una morena de escándalo, curvas de agárrate y un escote hasta más allá del ombligo. Que, por cierto, es Merlín. No es broma, ojalá. Ya podéis iros olvidando del tópico que salía en Kingdom Hearts del vejete con barba blanca que va vestido con una bata al estilo abuela-en-un-día-caluroso; eso ya es historia si lo comparamos con una macizorra con toda la pinta de cumplir con el papel de "putón verbenero y manipulador de juego otome". En fin, el resumen es que como Arturo es un "ikemen" de tomo y lomo, desde el principio sabíamos que no iba a hacer nada muy malvado: solo robar Excalibur y darse el piro. Y eso es lo que hace.
Con Theodore sin su tesoro nacional, la espada sagrada que Margaret había jurado proteger ante su padre en el lecho de muerte de éste, nuestra princesa se siente responsable. Así que cuando la Reina prepara una partida de rescate para la espada, nuestra heroína se suma al grupo con el pretexto de que tiene que ir porque Excalibur es responsabilidad suya. Todos sabemos, pero, que esta chica en el fondo es más lista que el hambre y al ver que la "partida de rescate" eran tres mocetones de edad casadera se ha lanzado de cabeza y sin paracaídas a la expedición.
Así empieza el viaje de Margaret y sus tres compañeros: Ethan el espadachín, Ray el hechicero y Estel el elfo —sí, el "elfo"; se ve que aunque seas arquero el hecho de que seas "elfo" ya de define de por sí. Su deber es llegar a Logres y recuperar la espada sagrada, aunque eso no impedirá que nuestra heroína encuentre el amor y viva momentos de lo más inesperados como "mi caballero me ha protegido" o "la posadera se ha confundido, tengo que dormir en la misma habitación que un hombre". Inigualable.


PERSONAJES Y RUTAS
Ahora que os habéis leído el tostón del argumento y tras hacerle un entierro vikingo a la memoria de Merlín, vamos a lo bueno. Y es que es bien sabido que en los otomes donde la historia es algo de segunda categoría, lo importante son los maromos. Esta vez se tratan de tres señores que se pasan cualquier protocolo real por el arco del triunfo porque, cuando hay amor, ¿qué más darán las relaciones entre plebeyos y realeza? Que empiecen a sonar los laudes, allá vamos.


Ethan: el caballero de blanca armadura, pelo zanahoria y espadachín que salva a Margaret al principio. Humano, veinticuatro años, mide 1'83 y lucha con una espada larga. Es un líder nato, amable, fuerte y con un gran sentido de la justicia. Muy protector con la heroína y realiza grandes hazañas dignas de épicas canciones de bardos para protegerla. Entre tanta valentía, masculinidad y tersos músculos trabajados bajo la ropa, siento comentaros que no es oro todo lo que reluce: Ethan no deja a las mujeres luchar. Cada vez que Margaret pretende levantar un arma él le viene con un discursito de que las mujeres no están hechas para pelear. Sin embargo, este machismo tan típico del Medievo —así es, siento desilusionaros— viene con justificación incluida, ya que nuestro caballero acarrea un trágico trauma que le hace pensar como piensa. En fin, si os gustan los hombres que os protejan de todo mal, quedaos con la cara de Ethan.


Ray: el mago con un complejo de "ore-sama" más grande que la Alhambra. Humano, veintisiete primaveras, 1'81 m. de altura y va conjurando bolas de fuego con un bastón y un tomo de magia. Es frío, misterioso, temperamental, sarcástico y hace lo que le viene en gana. Para ir rápido, es el grano-en-el-culo egocéntrico y toca-narices que tanto nos gusta a todos. Se pasa el día tomándole el pelo a la princesa, eso cuando no es borde con ella o con Estel o con todo el mundo en general. Sin embargo tiene un lado blando y en ocasiones, cuando las lunas se alinean, es amable. Aunque quizá las lunas se alineen más a menudo de lo que pensáis, porque cuando está solo con la heroína saca este lado 'pseudo-tsundere' de "me importas pero no pienses nada raro como que, pfff, que estoy enamorado de ti o algo, que tontería" tan típico de este tipo de personajes. Además, tiene un pasado escondido con misterios, giros argumentales y drama romántico. ¡Si vuestro sueño es bajarle los humos y los pantalones a alguien que os mira por encima del hombro pero es más blando que un osito de Haribo, es vuestro hombre! 


Estel: el elfo cuyo punto principal es que tiene las orejas de punta. De raza élfica —¡No! *gasp*—, veintiséis años, 1'88 m. de estatura y que va lanzando flechas con un arco allá donde va. Ah, es rubio y tiene el pelo recogido pero como le llaméis Legolas y esperéis que sea un Orlando Bloom anime os vais a llevar una decepción. Es muy reservado, distante y está en harmonía con la naturaleza; pero con Margaret es muy protector. Fueron amigos en su infancia, aunque dejaron de verse durante algunos años y por eso a ella le cuesta reconocerlo al principio. Cuando está a solas con Margaret es algo pícaro pero muy dulce, aunque deja de serlo en cuanto aparecen los demás y es que Estel le tiene recelo a los humanos. Obviamente, nuestra heroína es una excepción, pero esta historia de amor tendrá un giro tan trágico como previsible: el mágico tabú de las relaciones románticas entre elfos y humanos. El drama está servido. 


RESEÑA PERSONAL
Voy a ser clara, esto no es un juego: es un cúmulo de tópicos y frases desgastadas vendidos bajo el nombre de "date sim para móvil". Y mirad que he jugado a boñigas, pero cuando lees por octava vez "me tocó la mano y mis mejillas parecían arder" te cansas y te vas a pegarte cabezazos contra un mueble con tal de no seguir con eso. Es totalmente previsible y el argumento tiene más agujeros que un muñeco de prácticas de tiro, pero también reconoceré que es un juego que te da exactamente lo que te promete: en ningún momento las imágenes promocionales te ofrecen nada más allá que los perfiles de los chicos y las frases y CGs más típicos y tópicos. Vienen a venderte el cliché y si esperas algo más allá de esto te estarás engañando.
No todo va a ser malo, ya me conocéis: intento buscarle las dos caras a todo en la medida de lo posible. Las tres rutas son totalmente diferentes las unas de las otras salvo por algunos puntos concretos, por lo que vas a estar viviendo una historia diferente cada vez. Lo cual es de agradecer porque cada ruta son varios días de juego, así que la experiencia no se te hace del todo repetitiva. El otro punto bueno que le encuentro es su jugabilidad: el juego es gratuito pero para leer la historia necesitas un punto de energía, que se te recarga cada cuatro horas. Por lo que ahora veis el por qué de que sea un juego largo, y es que te lo puedes dosificar. Para alguien como yo que tiende a pegarse vicios de al menos cuatro horas seguidas, poder racionalizarse algo así ha sido un cambio para bien. Además, también puedes customizar tu avatar y conseguir monedas haciendo amigos o entrenándote.
Acabo de decir "monedas", ¿cierto? Porque aquí viene lo que menos me gusta de este juego y, en general, de cualquier otome para el móvil "gratuito". Y es que nunca es gratis. En ciertos puntos para avanzar necesitas tener ciertos ítems o tener X nivel de carisma. Eso se paga con monedas del juego, pero estas monedas suelen conseguirse de cinco en cinco cuando lo que necesitas son cinco mil. Aquí entran los otros tipos de monedas: las que se pagan con euros, de los de verdad. Obviamente, los objetos son más baratos si los pagas con monedas compradas con dinero de verdad; pero hay ciertos puntos en el juego que vas a tener que aflojar la mosca si quieres tener ciertos finales o no tirarte una semana entrenando para ganar monedas. Y, sinceramente, entiendo que los señores desarrolladores de los "Shall We Date?" tienen que pagarse las letras del piso como cualquier trabajador, pero prefiero los juegos donde pago de buenas a primeras para desbloquear rutas que estos otomes que te los venden como "juegos gratis" pero que luego, poco. Yo que sé, quizá es que estoy acostumbrada a otra cosa...
Dejando la jugabilidad de lado y volviendo al juego en sí: los maromos no están mal, pero me cansa el hecho de que pierdan el culo por ti a los tres minutos del prólogo. Pero de una forma muy descarada, no se salva ni el apuntador, y me he encontrado con este panorama en todos los "Shall We Date?" que he jugado. Eso y que no hay mujeres. O si las hay, son Merlín y/o son unas zorras. No sé, qué queréis que os diga, para jugar a "la escuela donde eres la única fémina" me pongo un rato al "Starry Sky" o al "KamiAso" que al menos el arte te deja sin aliento y los chicos son bonitos pero de aquí a Singapur. Además, oh Dios, no aguanto a la protagonista. Cuando le conviene es princesa, cuando no, no. A veces es una mujer fuerte que puede luchar por sí misma, otras veces es tan inútil que deja a la protagonista de "Diabolik Lovers" como la persona más fiable de la Tierra. En fin, que tiene menos consistencia que las gachas.
Y no me hagáis hablar de las escenas eróticas. ¡Porque sí, mis queridos amigos, si es un juego lleno de topicazos no podía faltar el de "no puedo aguantar más, mi cuerpo lo desea, sé que el tuyo también"! Siento citaros tantas frases pero es que no puedo con mi vida, es todo muy así y no estoy exagerando en lo más mínimo... Sin embargo, quitaos de la cabeza la ilusión de leer marranadas buenas. Primero, no es +18, no esperéis nada gordo. Segundo, me ha enseñado algo y es que solo existe una forma de tener relaciones sexuales —nuestro querido misionero, siguiendo varios pasos antes del acto que son siempre los mismos— y que la virginidad de las princesas es algo que regalan en la Rambla junto a los cupones de descuento del Burger King.
En resumen, que es entretenido para jugar un poquitín cada día y no tomárselo muy en serio. Porque a mi parecer el juego en sí es más malo que pegarle a Dios en Semana Santa, macho... Y gran parte de esa culpa lo tiene una protagonista a la que no me la creo, situaciones que no se aguantan y que, básicamente, uso demasiado la lógica en un juego cuyo público objetivo es ese el cual busca un otome por sus chicos de culo terso y frases bonitas. ¡Pero para gustos los colores, y a fin de cuentas sigo jugándolo aunque el argumento pueda resumirse en dos oraciones! Así que si buscáis algo para pasar el rato y jugar un poquitín cada día, ya sabéis. ¡Y si pretendéis jugarlo, avisadme, demonios, que os añado a amigos y tendré un motivo más para seguir jugando!

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