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miércoles, 21 de septiembre de 2016

Reseña Otome — Shall We Date? Wizardess Heart +

[Crítica originalmente publicada el 16 de Abril de 2016 en Inari nº17]



INFORMACIÓN GENERAL
Título: Shall We Date? Wizardess Heart +
Compañía: NNT Solmare Corp.
Idioma: Inglés
Plataforma: iOS y Android
Datos extra: Al igual que en las reseñas de Inari número 8, 11, 12 y 13, aquí tenemos otro “Shall we date?”: juegos otome para dispositivos iOS y Android. Hay bastantes títulos bajo el nombre de “Shall we date?” y aunque todos son diferentes en cuanto a argumento, temática y personajes, entre ellos tienen una jugabilidad parecida: son gratuitos (aunque incluyen compras integradas en el mismo juego), contienen eventos con fechas límite y sacan novedades cada cierto tiempo.
En el caso de “Wizardess Heart +” nos encontramos con ocho rutas hasta el momento, cada una con tres finales y con un personaje que todavía está por desvelar y desbloquear.



ARGUMENTO

En este juego viviremos las aventuras de Liz Hart: una inocente muchacha que vive en el campo y puede hablar con los animales gracias a su magia. La jovencita es una de las protagonistas más desesperantemente inútiles con las que he tenido el placer de trabajar; casi parece más una amalgama de clichés con patas que una protagonista: es huérfana, le gustan los animales, es optimista, positiva, tiene un gran corazón, es tan inocente que no se percata de cuando se le insinúan— algo que, misteriosamente, le parece atractivo a todo hombre de este juego—, se lanza sola ante el peligro a la mínima de cambio y, sobre todo, es irremediablemente torpe. Y cuando digo torpe me refiero a que es una inútil en todo lo referente a hacer magia y lanzar hechizos. Excepto, claro, cuando trabaja con animales. Habilidad que, por cierto, solo posee ella. Además, por supuesto, a lo largo del juego veremos que tiene un don para la magia espectacular. Pero, bueno, es que si no es tonta parece que no pase la nota de corte del examen a protagonista de otome. No fuera el caso que demostrara inteligencia y sentido común y entonces no nos sirviera como heroína.

Dejando a un lado la infinidad de momentos “cómicos” que nos dará la torpeza de Liz, al principio del juego veremos que la chica recibe una carta parlanchina de la Escuela de Magia de Gedonelune: el colegio de hechicería más prestigioso del reino, donde solo son aceptados los mejores magos del país. Más contenta que unas castañuelas la niña sigue las instrucciones de la carta parlante y va en tren hacia la academia. En cuanto llega, después de perderse de camino a los dormitorios aunque llevara un mapa —¡¡Jajaja, que torpe, es gracioso porque es una chica y no sabe leer mapas!! En fin, apago el sarcasmo—, conoce al que será su futuro marido según que ruta hayamos escogido después del prólogo. Así pues, el día siguiente de su llegada, su vida —si no ha dado ya bastantes vuelcos— dará otro bastante poco sorprendente: el emblema de su uniforme y el del chico que conoció el día anterior se iluminan… ¡Es una señal de que van a ser compañeros y que sus destinos tanto académicos como personales están ligados! Además, cuando Liz se presenta ante el director del colegio, éste la informa que debería haber leído bien su carta de ingreso, porque… ¡solo es alumna provisional! Después de trece días estudiando en la academia tendrá que pasar por un juicio con una balanza mágica que evaluará si es apta para asistir a la escuela de magia como alumna de pleno derecho o si se tendrá que volver al campo. ¿Podrá Liz Hart entrar en la Escuela de Gedonelune? ¿Cómo va a llevar eso de tener un compañero? Todas estas preguntas son medio retóricas porque todos sabemos las respuestas, pero cada ruta tiene sus propios misterios. Porque ninguno de los chicos de Wizardess Heart se libra de tener una vida académica llena de secretos.

PERSONAJES Y RUTAS
¿Quién quiere una ración de chicos magos? En Gedonelune tenemos un repertorio bastante extenso de alumnos talentosos, radiantes y… ¡atractivos! Chúpate esa, Hogwarts, porque lo que traigo hoy aquí no se podía encontrar entre tus muros.


Elias Goldstein: Hijo menor de la prestigiosa familia de magos Goldstein. Es un chico serio, educado y el mejor de su clase. Famoso por ser estricto y por su apariencia principesca, es bastante popular entre las chicas. Le gustan los dulces y los libros; no le gustan los rumores y la gente irresponsable. Muchos alumnos le tienen miedo porque es muy estricto e “inalcanzable”. Tiene una obsesión con que Luca Orlem asista a clase y con competir con él, obsesión que ha dado a pie a mucho BL dentro del fandom —y hasta aquí puedo leer. En lo académico se le considera un genio, aunque su maestría en la magia se limita a ejecutar los hechizos tal y como están descritos en los libros. En realidad se esfuerza mucho en clase para vivir acorde con sus expectativas familiares. Es un cacho de pan más mono que un cachorrito dentro de una cesta, y que encima se sonroja fácilmente. 


Luca Orlem: El liante del colegio. Su asignatura favorita es hacer campana y aunque en su perfil ponga que su hobby sea gastar bromas, su verdadera afición es dárselas de que es el terror de las nenas y enseñar escote. Es el típico personaje ligón al que “se le ha de domar” para luego convertirlo en el tontorrón enamorado y azucarado que en realidad es. Le gustan la libertad y todas las mujeres del universo; le disgustan los chicos serios y estudiosos —vamos, Elias. De hecho, le encanta meterse con el rubio y llamarle príncipe —yo no os estoy diciendo nada de forma directa pero el “rivalmance” se palpa en el aire. Ha repetido curso varias veces y todo el mundo se pregunta que cómo no lo han expulsado aun; pero la realidad es que el chico tiene un talento innato con la magia. No solo eso, sino que está rodeado de secretos y en su ruta veréis que siempre intenta mantener distancia emocional con Liz para protegerse a él y a sus misterios. ¡Vamos, si os gusta al malote al que hay que “meter en vereda” y encima queréis descubrir qué está tramando, él es vuestro hombre!


Yukiya Reizen: El callado y misterioso. El chico en un estudiante de familia humilde que va con un parche en el ojo y está rodeado por un halo de misterio: habla con monosílabos, siempre va acompañado de un lobo y en la escuela hay rumores de que sobre él recae una maldición. Y el hecho de que lleve el parche, sufra de dolores inexplicables de vez en cuando y se aleje de todo el mundo solo hacen que estas habladurías se magnifiquen. Le gustan la naturaleza y estar solo; le disgusta la magia y en cuanto llegas a conocerle ves que es un muchacho adorable, cariñoso y hecho de todo lo puro y bello que hay en el mundo. Está en Gedonelune buscando una cura para su maldición y es el único alumno aparte de Liz que es capaz de escuchar una misteriosa canción que proviene del Bosque Prohibido. ¡Aquí tenemos a otro al que lo rodean más secretos que admiradoras! Ruta muy recomendada por sus altos niveles de adorabilidad y animalitos mágicos en los CG.


Klaus Goldstein: Hermano mayor de Elias y prefecto de la escuela. Como alumno es un fuera de serie: un genio en la magia, perfeccionista, exigente y cuyo futuro está asegurado. Es el único prefecto aunque normalmente haya dos alumnos ejerciendo este cargo. Le llaman “El Emperador” y, sinceramente, se comporta como tal: es mandón, estricto y llega a ser hasta sádico. Se encargará de que Liz aprenda a usar su magia correctamente, y para eso la niña va a tener que sudar sangre porque “El Emperador” jugará con ella como con un yo-yo. De hecho es así con todo el mundo, hasta con su hermano. Le gustan el té y estudiar, y aunque todos dicen que al graduarse trabajará en el Ministerio de Magia, él en realidad quiere ser profesor. Siendo sincera, su ruta me sorprendió porque pensaba que sería el típico “ore-sama” que se tiene a sí mismo en demasiada alta estima y ha resultado ser una ruta con momentos muy bonitos y un maromo que cree en el potencial de la protagonista. ¡Y ya es mucho más de lo que hacen los demás en sus rutas! 


Randy March: Alumno cinco años mayor que Liz y un loco de los dulces. De personalidad es como un niño travieso y físicamente es como si se hubiera revolcado en una tienda de chucherías; Randy es ese personaje que te hace sentir incomodidad al ligártelo porque actúa como si fuera demasiado joven pero en realidad es demasiado mayor. Siempre va acompañado por Taffy, un peluche parlante que lo idolatra y lo llama “maestro”, aunque luego su maestro lo use para hacer experimentos que pueden llegar a rozar la tortura. Al peli-rosa le gustan las cosas monas, los dulces, Taffy y la magia. ¡Y, oh, sorpresa! Es un genio en cuanto a magia se refiere: estudia y experimenta para crear hechizos nuevos que hagan felices a las personas. Siempre está tramando algo, ejecutando experimentos locos y muy variopintos. Por supuesto, románticamente es dulce… ¡pero también muy mosquita muerta porque durante su ruta hay una noche que duerme con Liz y eso en un juego PEGI 3 es algo muy fuerte!


Azusa Kuze: El estudiante de intercambio. Tiene a todas las chicas de la escuela fascinadas porque es guapo, atento, guapo, educado, caballeroso y guapo. Viene de un país del este llamado Hinomoto que en realidad se trata de Japón pero con otro nombre. Se trasladó a Gedonelune gracias a Randy, que estuvo un tiempo de intercambio en su país y se hicieron amigos. Aunque venga de un país que es el equivalente mágico de Japón, el muchacho va con ropas bastante occidentales y no le da demasiado corte ir cogiendo a Liz del brazo cada dos por tres. Da la impresión de ser educado y galán aunque durante momentos puntuales se puede notar de él “algo oscuro”. Eso se traduce a que en realidad es un pedazo de basura inmunda que usa la fachada de chico bueno para que la gente no sepa cómo es en realidad. Su verdadera personalidad —ahorrándoos spoilers— es directa, pícara y con poca paciencia para niñatadas. Su ruta es problemática hasta decir basta y no os la recomiendo; pero argumentalmente es un pilar vital tanto en la trama de Klaus como la de Randy.


Joel Crawford: El alumno ‘súper especial’ con heterocromia y que en lugar de usar su varita para hacer magia usa su voz. Los hechizos los canta y mediante estas canciones es capaz de hacer lo que otros hacen varita en mano; esta habilidad es tan especial que solo hay unos pocos alumnos como Joel en la academia y el chico va a clases especiales. Dejando a un lado su severo caso de “Gary Stuismo” es un maromo serio y, sobre todo, directo. Odia andarse con rodeos y dice las cosas como son y a la cara, lo que hace que muchas veces pueda resultar desagradable o incluso borde. Además, parece que tiene cierta conexión con el pasado de Liz y ésta cree recordar a alguien como Joel en su infancia, solo que… era una chica y se llamaba June. ¿Qué relación tendrán Joel y June? ¡Chan chan, más maromos misteriosos con carita de ángel y lengua afilada!


Vincent Knight: El pelirrojo que también cumple el tópico de madurito interesante. Siendo sinceros, sacaron su ruta hace pocas semanas y no me ha dado tiempo a llevármelo al huerto —algo razonable si tienes en cuenta que en este juego las rutas o te duran un mes o has pagado con dinero real para terminarlas antes—, así que me ceñiré a describiros lo que he podido encontrar por ahí. Vincent vino a la academia como alumno de estancia temporal que a la vez parece que da clases de magia ofensiva. De hecho es un genio con ese tipo de hechizos y sus conocimientos en ese campo hasta exceden los de los profesores —vamos, que este juego está lleno de “Gary Stues”. De profesión es investigador mágico, o eso es lo que él dice, porque nadie sabe a ciencia cierta de dónde viene ni que hizo con anterioridad. Los estudiantes rumorean sobre eso y a él no le gusta hablar del tema, lo cual hace que a su alrededor haya más preguntas que respuestas. No puedo decir mucho más pero tiene pinta del típico personaje maduro que ha vivido muchas cosas y aun así se enamorará de la primera niña mona/protagonista de otome que se le cruce porque “eres muy inocente, no puedo evitar enamorarme de ti”.

RESEÑA PERSONAL
Seré corta pero concisa: este juego es una de cal y otra de arena. Y todavía creo que es ridículo que lleve más de medio año jugando a esto y aun así no lo considere un buen juego. Supongo que me gusta contradecirme a mí misma.
Por supuesto, las cosas buenas: como cualquier “Shall we date?”, este otome es más que una simple visual novel. Tiene los mismos “dress up”, los mismos minijuegos de subir estadísticas y los mismos eventos de acumular ítems especiales que pueden tener otros juegos de la misma saga. Eso siempre le da un añadido, especialmente para los jugadores que se aburren con juegos que son demasiada lectura y muy poca interacción. Otra de las cosas que me gustan es el mundo mágico que han construido aquí: en Gedonelune hay su propia jerarquía, historia, sistema de hechizos, asignaturas en la escuela… ¡Hasta tienen su propio deporte mágico! El detalle de construir un universo casi tan rico como el de Harry Potter es uno de los motivos por los que me enganché tanto a Wizardess Heart. Además, tiene un repertorio ancho de personajes y es rico argumentalmente: no solo cada ruta tiene su propia trama si no que los chicos se pueden dividir de tres en tres ya que sus arcos argumentales están ligados. Las historias de Elias, Luca y Yukiya giran en torno a una misteriosa torre; las de Klaus, Randy y Azusa tratan de un manantial donde hay unicornios y alguien haciendo magia negra en el colegio; finalmente las tramas de Joel, Vincent y Leon —personaje que está por venir— van sobre el mundo de las hadas y ciertos problemas que ocurren en la escuela. Claro, si este fuera un juego de misterios en el mundo mágico yo estaría encantada. 
Pero que no se nos olvide que hemos venido aquí a ligar, y cuando uno de los puntos negativos son los chicos, es que mal vamos. ¡Porque, señoras y señores, hoy no vengo a quejarme que los “Shall we date?” me hagan pagar con dinero de verdad ciertas cosas! ¡No! Vengo a criticar lo harta que estoy al haber jugado siete rutas de ocho que hay y que en todas ellas haya encontrado la misma basura posesiva. Porque es empezar una ruta, ir todo más o menos bien, y a la mínima de cambio encontrar celos malsanos. “Eres mía”, “No mires a otros hombres”, “Ni pienses que puedes escapar de mí” son frases que he leído en este juego y han hecho que me pregunte si algún guionista de Diabolik Lovers trabaja en “Shall we date?”. Que no me entendáis mal, los personajes me gustan. Pero parece que al escribir la dinámica romántica de las rutas los escritores se estancaran en el “eres de mi propiedad”. Y esto, sumado al hecho de que la protagonista es una inútil y que le tienen que estar sacando las castañas del fuego las 24 horas o se muere… Pues qué queréis que os diga, a mí me amarga la velada. Porque estamos todos acostumbrados a heroínas de otome incapaces de hacer nada bien por sí solas; sabemos que eso es solo una excusa para que nos aparezcan CGs de un maromo cogiéndola en brazos y diciéndole que la protegerá. Lo que me molesta es que en un par de rutas Liz se esfuerza de verdad en mejorar, y justo cuando vi esperanza, nos tragamos la típica secuencia de: la niña se mete sola en un berenjenal -> el maromo le salva el culo -> “Sin mí no eres nada, no te separes de mí, no mires a otros hombres”. ¡Que me cansa, hombre, que fueron así casi todas las rutas! ¿Dónde está la protagonista de “Sweet Fuse” cuando se la necesita?
Dejando todo esto a un lado, es un juego bastante decente. Las rutas son largas —especialmente cuando un capítulo te dura dos o tres días y cada ruta tiene quince—, las historias son interesantes y el mundo mágico que han construido mola. Así que si podéis hacer oídos sordos a las amenazas de los maromos disfrazadas de “son solo muestras de cariño, son celos de chico enamorado”, descargaos la app y… ¡Wingardium Leviosa!

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