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martes, 20 de septiembre de 2016

Reseña Otome — Shall We Date? Scarlet Fate +

[Crítica originalmente publicada el 21 de Junio de 2015 en Inari nº12]


INFORMACIÓN GENERAL
Título: Shall We Date? Scarlet Fate +
Compañía: NNT Solmare Corp. / Idea Factory
Idioma:  Inglés
Plataforma: iOS y Android
Datos extra: Al igual que los juegos reseñados en los números 8 y 11 de la Revista, os vuelvo a explicar que "Shall We Date?" son unos Otome para dispositivos iOS y Android, que cuenta con bastantes títulos bajo ese nombre como ya habréis comprobado. Así pues, aplicad aquí todo lo que he dicho anteriormente sobre los “Shall We Date?”. Otro dato importante es que la versión “Shall We Date?” Se trata de la traducción del juego original con algunos extras, ya que “Scarlet Fate” es la adaptación del juego para PSP “Shirahana no Ori ~Hiiro no Kakera 4~”, aunque solo está en japonés.

ARGUMENTO
Agarraos que esto es intenso, porque si algo tiene este juego es argumento para parar un tren.
En el Período Heian, ahí por nuestro querido Japón feudal, nos encontramos con una profecía sobre una chica que traerá el Fin del Mundo (™) en años venideros. Empezando de una forma tan tópica, el juego sigue y nos encontramos 10 años después con un Kitsune gigante siendo perseguido por el bosque por una masa enfurecida y herido de gravedad. Esperando ya su muerte se encuentra con una muchacha, Shiki, que utiliza un conjuro para ocultarlo y ahuyentar los cazadores. El enorme zorro de nueve colas, aparte de no entender por qué la chica lo ha salvado, le tira en cara haberle evitado la muerte ya que él carga con muchos pecados y quiere morir. Una actitud positiva a tope, ¿eh? Pues os aviso que esto es solo el principio; porque si algo es este juego es que dramático hasta decir basta.
Shiki, nuestra valiente heroína, no solo no teme las amenazas del dios zorro si no que le dice que debe vivir y que si no encuentra un motivo para hacerlo, ella misma será su motivo. Y, de este modo, el Kitsune se enamora de la chica; porque no hay nada más romántico que el que te digan “Vive para mí”. A todo esto, la chica invita al zorro a quedarse en su casa.
Esa misma noche Shiki sueña con su madre, y cuando despierta, se encuentra al zorro tomándole su mano. Tras ruborizarse y  balbucear y todo lo típico que viene tras un “¿Has estado viéndome dormir?”, nuestra protagonista decide hacerle un tour turístico a Gentoka, su nuevo invitado. Allí el juego nos introduce un poco en el que será el argumento central del juego: nuestra protagonista es conocida como “Princesa Tamayori” y vive en una aldea oculta. Allí conoceremos a sus dos ayudantes/guardaespaldas/amigos de la infancia, Akifusa y Tomonori; y sabremos que en esa pequeña villa mora una espada tan milenaria como peligrosa: Tsurugi, un arma a la cual la Princesa Tamayori tiene que entregar parte de su alma cada cierto tiempo para que no consuma al mundo.
Antes de seguir, os hago un apunte de lo que es en realidad esta espada. Más que nada, porque es algo en lo que hacen mucho hincapié durante el juego y si yo me lo aprendí de memoria, vosotros no seréis menos. Uno de los Primeros Dioses que apareció en el mundo transformó su torso en esta poderosa espada. Sin embargo, el existir un arma tan poderosa solo trajo odio y guerras porque todo el mundo quería poseerla; así que los demás Dioses decidieron sellarla y ceder el deber de salvaguardarla entregando su alma a la primera Princesa Tamayori. Dar por saco a los mortales, típico de dioses. Así pues, la línea sucesoria de Shiki ha estado haciendo rituales más dolorosos que un parto sin cesárea para evitar que la espada traiga el Fin del Mundo (™) y todo el percal que eso conlleva. Lo más divertido de todo es que para pasar el cargo de una princesa a otra (que normalmente el cargo va de madres a hijas), la futura guardiana debe matar a su predecesora con la Tsurugi. ¿No queríais drama? ¡Tomad tres tazas!
Cuando Shiki le cuente a Gentoka que lo salvó para redimir un poco sus pecados y no como acto de caridad, veremos que este juego está lleno de amantes de la auto-inculpación que creen que la redención no va con ellos. En fin, estando en la aldea conoceremos a Kuuso-no-Mikoto; dios cuervo prometido de nuestra heroína. Esa misma noche la princesa ve como una sombra asesina a uno de los aldeanos y sabremos que hay fuerzas oscuras que pretenden atacar el pueblo de la princesa para hacerse con la espada. Así pues, sin comerlo ni beberlo, nuestros amigos se preparan para lo que se les viene encima; a la vez que Gentoka jura proteger a Shiki ya que se ve que el zorro ha decidido que su vida le pertenece a la muchacha. En medio de la lucha (batalla bastante angustiosa porque parece que la heroína tenga que llorar cada muerte que ve) aparecen otros dos personajes: Furutsugu Akishino, hijo de un noble de la capital que ha venido a prestar su ayuda y Kodonomae, dios serpiente de un clan de guerreros que ha sido exterminado. ¿Y qué pintan esos dos aquí? Pues se ve que capitaneando esas fuerzas oscuras está un demonio imparable que va tras la espada y solo podrá ser destruido si la Princesa Tamayori destruye el sello y usa la Tsurugi para matarlo. Aunque las dos cosas traerán el Fin del Mundo (™).
Con este panorama dantesco escrito expresamente para crear mil escenas tristes en las que los protagonistas luchan por vivir y parar un mal imposible de derrotar; Scarlet Fate nos mostrará un argumento en el que veremos por qué penurias pasa Shiki para matar al demonio y, de paso, conocer el amor.

PERSONAJES Y RUTAS
¿Os gustan los chicos con kimonos que son de todo menos sencillos? ¿Hombres medio deidad que, cual villanos de un Final Fantasy, tienen más de una forma? ¿Los maromos con un pasado y presente tan trágicos que parece que sus creadores les odien? Pues seguid leyendo.


Gentoka: Dios Kitsune de pelo plateado y el tuerto más atractivo que encontrareis a varios kilómetros a la redonda. Tiene un pasado turbulento y, según él, lleno de pecados; motivo por el que deseaba que su vida terminada. Hasta que conoce a Shiki, se enamora y decide hacerla el nuevo motivo de su existencia. Es amable, fuerte y calmado pero no tiene ni idea de las costumbres de los humanos, por lo que en más de una ocasión mete un poco la pata. Adoptó su forma humana para estar con nuestra heroína y supongo que porque a Shiki no le iba el furry. También es muy protector y ayuda desinteresadamente. En resumen, para tenerse en tan poca estima es un trozo de pan.


Kuuso-no-Mikoto: Dios cuervo prometido de la Princesa Tamayori. Es el enemigo de toda feminista: posesivo, con una falta de respeto impresionante y trata a su prometida como un objeto de su propiedad. Además es altanero y se cree el rey del mundo. Encantador, ¿eh? Su relación con Shiki es tan tensa y fría que hace que te preguntes quién y por qué los prometieron; pero con el paso del tiempo ves que el desprecio de Kuuso es más bien por la Shiki que se rinde a su destino de morir por la espada. En cuanto la princesa da muestras de querer luchar contra su sino, el cuervo se vuelve menos amargo y más agradable. También aviso que, en cuanto se ha enamorado de Shiki, se vuelve todo de un drama romántico de aúpa. Si os gustan los imbéciles que poco a poco se dejan domar ya sabéis a quién escoger.


Akifusa Oki: Amigo de la infancia de la protagonista y capitán de las tropas de la pequeña villa donde viven. Voy a ser clara: me recuerda a un perro. Leal, protector con Shiki, bueno por naturaleza y un poco tonto. Como todo “amigo de la infancia de otome” que se precie lleva enamorado de la protagonista desde Dios sabe cuándo pero nunca le ha dicho nada porque no quiere romper una bonita amistad. Lo de siempre. Es muy serio y trabaja muy dudo para estar a la altura; aun así. Tiene un poco de complejo de inferioridad al no ser tan fuerte como los otros maromos que pululan alrededor de la chica. Siempre se esfuerza en todo lo que hace y es capaz de dar la vida por Shiki sin pensárselo ni un poco. Se toma su papel de guerrero muy en serio pero cuando baja la guardia vemos que es adorable y un poco torpe al abrir sus sentimientos. Es una monada de niño con un complejo de inferioridad del tamaño de los Pirineos.


Kodonomae: Dios serpiente de un poderoso clan de guerreros y último superviviente de éste. El Demonio de marras que os he contado en el argumento mató a todos sus familiares y él, como no, busca venganza. A parte de eso es masculino, fuerte y poderoso pero con una actitud abierta e incluso bromista. Trata a Shiki como una niña y les toma mucho el pelo a Akifusa y Kuuso. Es un hombre directo, de ideas claras y muy idealista. Básicamente es el alma del grupo, ya que aunque sea el último de su clan no se rinde y tiene siempre una sonrisa agridulce y ánimos para seguir adelante. Es la ruta del “podría ser tu padre, pero por cosas del guión me acabaré enamorando de ti” que nos gusta a muchas. Si lo vuestro son los hombres mayores, Kodonomae es vuestra elección ideal.


Furutsugu Akishino: Hijo adoptivo de un noble de Kyoto, Yoshikage, y usa talismanes mágicos como medio de lucha. Es el típico playboy que flirtea en cuatro de cada cinco frases y que tiene una belleza delicada y andrógina que tanto gusta en el país del sol naciente. Aparece en la historia para reclutar a Shiki y llevársela a Kyoto porque los nobles quieren parar al demonio usando los poderes de la chica pero que al final se unirá a su grupo porque, oh, es una ruta romántica y le gusta la muchacha. Es muy amable, zalamero, protector y romántico hasta decir basta. También se lleva bien con los niños y si algo nos han enseñado estos juegos es que un hombre que se lleva bien con los niños es un buen partido en los mundos en dos dimensiones. También tiene el cupo de pasado traumático y desarrollo de ruta dramático que tanto agrada en este juego. Así que básicamente es la ruta del maromo roba corazones que para sorpresa de nadie termina con el corazón robado por la protagonista.

RESEÑA PERSONAL
Como nota le pongo un “meh”. Me recuerda al “Hakuouki” en cuanto a trama interminable y compleja, solo que no tan bueno. Aun así está bastante bien pero tampoco mata. La verdad es que no sabría que deciros porque mi valoración para este juego es un poco mala pero gran parte de la culpa es la adaptación para Smartphone.
Tiene puntos buenos, claro: si vas buscando una novela visual con toques otome y buenas dosis de argumento por un tubo, te lo vas a pasar bien. Además, el estilo de dibujo es muy bonito y detallado; me gusta sobre todo el color y las ilustraciones CG bastante trabajadas. Además de que hay un buen puñado de personajes secundarios complejos y es de esos juegos que tienen horas de jugabilidad.
¿Lo malo? Por donde empiezo… Primero, la adaptación para móvil. No voy a volver a hablar de todo el tema de que el juego te lo vendan como que es gratis para luego hacerte pagar por todo. Mi opinión acerca de eso ya ha quedado patente en las anteriores reseñas de “Shall We Date?”. Lo que me molesta realmente es que, a diferencia de los otros “SWD?”, este juego es la adaptación tal cual de un juego para PSP y, por lo tanto, es larguísimo. Solo diré que si los otros juegos bajo ese nombre tienen unos doce capítulos de diez partes cada uno; éste tiene como diecisiete capítulos de quizá veinte partes cada uno. Una burrada de largo; que eso está muy bien para un juego de PSP pero cuando toca esperar CUATRO HORAS entre parte y parte la cosa cambia. Y si pensáis que así se disfruta mejor el juego porque te dura más estáis equivocados, porque un juego tan denso argumentalmente y con tan pocas escenas románticas/remarcables no vale la pena ser jugado cuando en un solo día a lo mejor solamente lees “Shiki se ha dado una vuelta por el pueblo, ha ido a ver la espada, ha estado pensando sobre su madre”. Olvidas cosas porque quizá leíste sobre eso la semana anterior pero dentro del juego solo ha pasado un día y medio. Jugar así es tedioso y aburrido y no puedo entender como tuve el coraje de jugar a este juego tanto tiempo.
Otro punto malo es lo dramático que es todo. Soy una persona que adora una buena escena triste o un buen personaje con pasado torturado; pero es que “Scarlet Fate” es la fiesta de la puñetera auto-compasión. Y de la tortura interna que se infligen los personajes a sí mismos; todos y cada uno de ellos. Son una panta de almas torturadas que se creen pecadores de la pradera sin redención a su alcance. Personalmente, me cansa. Porque gran parte del juego eran monólogos de Shiki sobre lo imperdonable que era que con siete años la obligaran a matar a su madre (porque la obligaron, literal y absolutamente) o de alguno de los maromos poniéndose en plan “No merezco ser amado/No merezco que me trates bien”. Queridos guionistas de este juego, me pareció todo una excusa barata para que el jugador sintiera pena constante. A parte de todas las escenas en las que la protagonista lucha hasta su último aliento y cree que va morir pero al final no. Pasa como mínimo dos o tres veces por ruta; palabrita de niño Jesús.
En fin, habiéndome quedado más ancha que larga, os puedo recomendar este juego si lo encontráis para PSP y tenéis el conocimiento suficiente de japonés como para jugarlo. Porque para Smartphone puede estar entretenido si te dedicas a comprarle ropa a tu avatar o subir su nivel de encanto; pero si lo vais a jugar por el ligoteo y el argumento, os recomiendo ser pacientes. Porque vais a darle a cada ruta unos meses de juego.

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